13 feb 2011

Grafito

Una cebolla, una película triste, un buen resfriado, la muerte de un ser querido, una pesadilla, un desamor… Estas cosas me suelen hacer llorar, pero nunca se me pasó por la cabeza que el grafito pudiera tener  tal efecto en mi lacrimal, cómo es posible que un material el cual usas todos los días,  haga que tus ojos se inunden y te quedes sin habla… Porque ya lo decía Caderousse en el Conde de Montecristo, “temo más a una pluma sobre el papel, que a un hombre armado”, y es que unas cuantas letras sobre una hoja en blanco te pueden hacer llorar.

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